martes, 30 de junio de 2009
La incertidumbre.
Odio
Eso fue lo que me aterró. De pronto se me ocurrió que ahora Zemanek podía ampararse en cualquier momento en su transformación (que, por lo demás, se empeñaba en demostrarme con sospechosa premura) y pedirme en su nombre que lo perdonase. Eso me parecía horroroso. ¿Qué le digo? ¿Qué le respondo? ¿Cómo le explico que no puedo reconciliarme con él? ¿Cómo le explico que perdería repentinamente mi equilibrio interno? ¿Cómo le explico que el fiel de mi balanza interior saldría volando hacia arriba? ¿Cómo le explico que el odio hacia él compensa el mal que cayó sobre mi juventud, sobre mi vida? ¿Cómo le explico que precisamente en él veo realizado todo el mal de mi vida?
¿Cómo le explico que necesito odiarlo?"
Milan Kundera ("La broma")
Existe el peligro de creer que todo lo que lees en un libro de más de doscientas páginas es un valioso consejo existencial de un hombre más experienciado que tú (de eso no cabe duda, entre Kundera y yo). Pero lectores: que no.