sábado, 7 de marzo de 2009

Taaan sencillo.


Ojalá todo fuera tan fácil, tan fácil como al escribir, o tan fácil como al cerrar los ojos e imaginar. Ojalá todo fuera tan fácil, que no hiciera falta la teoría, que los libros, las caricias, las preguntas, fueran innecesarias, guiándonos al final por dos o tres tonterías, por dos o tres sensaciones, y acabar llenando nuestra copa de disfrute pues, ¿para qué nos vamos a enfadar? Si todo fuera tan fácil, no sería necesario enfadarse. De hecho, no existiría el enojo. Bueno, que me ha dejado la novia, pues ya encontraré otra... sigamos con nuestra vida. Bueno, que he perdido el autobus, pues nada, la próxima vez seré más precavido. Y así, y así, y así. Pensamientos tan sencillos que nos asustan de la maldita sencillez que cargan, que poseen, que conllevan. Como si nos dijeran: “Te regalo una casa si das un salto”, al final probablemente no saltes, completamente desconfiado. Ojalá todo fuera tan fácil y pudiéramos hacer caso de los desconocidos. Pero los desconocidos nunca nos harán la vida fácil, ¿no? Y frente al espejo, todo es tan difícil, todo es tan contradictorio, tan esquizofrénico... Ojalá todos estuviéramos locos. Ojalá todos estuviéramos encerrados en nuestras habitaciones individuales con nuestra camisa de fuerza. Ojalá fuera así, tan repetitivo y a la vez tan diferente. En la habitación uno la mujer se dedica a dormir y a dar patadas a la nada. En la dos el hombre no para de gritar. En la tres alguien bisbisea. Y todos, absolutamente todos, en su locura, con las manos entumecidas, el odio convertido en una fantasía, son felices. Estúpidamente felices. Ojalá fuera tan sencillo y nosotros dejáramos de ser estúpidamente tristes. Ojalá todo fuera tan sencillo y pudiéramos ser capaces de estar lo suficientemente locos como para ser felices ante las tontas pruebas de la vida, que no son más que enfrentarnos a nosotros mismos, a nuestra cólera, a nuestro estúpida “naturaleza”, que se nos llena la boca de pronunciar tal palabra: “Nuestra naturaleza”. O mejor: “Es que soy así”. Ojalá todo fuera tan sencillo, y nuestra naturaleza nos ayudara a mandar a la mierda ese “soy así”.



Ojalá todo fuera tan sencillo.
Y lo es. Si no lo fuera, no sería capaz de decir lo que estoy diciendo. Ojalá todo fuera tan sencillo y vosotros, a partir de este momento, tras haber recapacitado la teoría, la apliquéis a vosotros mismos.

2 comentarios:

  1. Nunca estaré de acuerdo con los que opinan que la gente ignorante es la realmente feliz. El saber es un privilegio, un regalo y algo nada despreciable. Negarse a ello es la solución del cobarde.

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  2. Jo, pero, ¿te gusta o no?
    Creo que este texto critica un poco eso. Ese "creer que soy feliz". No digo que no saber nos haga felices, digo que a veces creemos saber, a veces creemos adelantarnos, y, ¡qué mentira más grande! No sabemos una mierda. Si lo supieramos, si todos lo supieramos todo, todo sería más sencillo. Taaaaan sencillo...

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